Daniel Waterman, de 22 años, sufrió un grave accidente en febrero de 2025 que lo dejó con múltiples fracturas y en estado de coma. Meses después, durante un breve período de lucidez, logró comunicarse y relatar una versión de los hechos que transformó el caso de un siniestro vial a un posible intento de homicidio. Ante sus familiares, Waterman afirmó que su novia, Leigha Mumby, de 24 años, era quien conducía y que el choque no fue accidental. “No fue un accidente.
Ella lo hizo a propósito”, aseguró el joven. Según su testimonio, antes del impacto, ella le dijo: “No me importa lo que pase.
Recibirás tu merecido”.
La madre de la víctima relató que el conflicto se habría originado por una fuerte discusión, presuntamente después de que Mumby descubriera que estaba embarazada y encontrara mensajes en el celular de Waterman en los que él coqueteaba con otra mujer. Poco después de hacer esta impactante declaración, Daniel Waterman falleció.
Sus últimas palabras se han convertido en una pieza fundamental para las autoridades, que ahora investigan el suceso desde una perspectiva criminal.
La historia, con su giro trágico y revelador, parece sacada de un guion de cine, donde la víctima utiliza su último aliento para buscar justicia.











