Tras rezar y tomar fotografías de los grafitis, se acercó a uno de los manifestantes y lo golpeó con una camándula (rosario). Esta agresión provocó una reacción violenta inmediata de otros manifestantes, quienes arremetieron contra el joven religioso, propinándole varios golpes.

La situación no escaló a mayores gracias a la intervención de un grupo de mujeres que mediaron para evitar un linchamiento. Un testigo relató que “menos mal que esas peladas ayudaron a mediar, evitando que lo lincharan”.

A pesar de la presencia policial en la zona, su intervención fue descrita como pasiva.

El joven agredido logró retirarse del lugar por sus propios medios, mientras los manifestantes continuaban con su actividad.

El hecho, captado en video, ha generado un amplio rechazo y aviva el debate sobre la polarización y la falta de tolerancia en los espacios públicos de la capital caucana.