Durante las citas, les ofrecía bebidas mezcladas con fármacos de uso veterinario que los dejaban inconscientes.

Una vez las víctimas perdían el conocimiento, Porras Domínguez procedía a despojarlos de sus celulares, dinero en efectivo y otros objetos de valor. Además, realizaba transacciones virtuales para vaciar sus cuentas bancarias e incluso, en uno de los once casos denunciados, le hurtó el vehículo a una de las víctimas. La investigación se inició gracias a las denuncias de los afectados, quienes describieron un modus operandi idéntico. Aunque inicialmente no aceptó los cargos, Porras Domínguez finalmente reconoció su responsabilidad durante la audiencia de acusación por los delitos de hurto calificado y agravado, y hurto por medios informáticos. El juez penal de conocimiento de Bogotá dictó la sentencia de 14 años, que deberá cumplir en un establecimiento carcelario, destacando el grave riesgo para la vida e integridad que su conducta representó para los afectados.