Sus compañeros intentaron auxiliarlo de inmediato y solicitaron una ambulancia al número de emergencias.

Según relataron los testigos, la cercana clínica La Castellana informó no tener una unidad disponible y ninguna otra ambulancia llegó al lugar del accidente. Ante la desesperación y la urgencia de la situación, sus compañeros de trabajo y vecinos del sector tomaron la decisión de cargarlo en brazos y llevarlo ellos mismos por la calle hasta el centro asistencial. A pesar de los esfuerzos de la comunidad y del personal médico que le practicó maniobras de reanimación al llegar a la clínica, Argüello falleció debido a la gravedad de las lesiones eléctricas internas. El incidente ha provocado una ola de indignación entre los habitantes de Santa Marta, quienes denuncian la precaria capacidad de respuesta del sistema de urgencias de la ciudad y cuestionan cómo una situación de vida o muerte puede depender de la improvisación de los ciudadanos ante la ausencia de un servicio esencial.