El insólito método utilizado por los delincuentes, una galleta adulterada, pone de manifiesto los riesgos que enfrentan los viajeros en las carreteras del país. El hecho fue dado a conocer por Jorge Iván Posada Hoyos, director operativo de la Terminal de Transportes de Pereira. Según su relato a Caracol Radio, el turista, de nombre Jun, había tomado un bus en Bogotá a las 11 de la noche, viajando solo.

Durante el trayecto, subieron otros pasajeros y uno de ellos le ofreció una galleta. Horas después, el joven coreano despertó en el Hospital San Jorge de Pereira, despojado de sus pertenencias, incluido su teléfono móvil. El conductor del autobús había alertado a la policía en la terminal al percatarse de que un pasajero estaba inconsciente.

Cuando las autoridades llegaron, encontraron al joven sin identificación, solo con un reloj en su muñeca izquierda.

Se llamó a los paramédicos, quienes, tras comprobar sus signos vitales, determinaron que debía ser trasladado al hospital, donde se confirmó que había sido drogado con escopolamina. El toxicólogo Juan Diego Piedrahita explicó que la escopolamina es una sustancia psicoactiva que afecta el sistema nervioso central, causando desorientación, somnolencia y pérdida de memoria, lo que hace a la víctima vulnerable a la manipulación. Este caso pone de relieve una modalidad delictiva común en el transporte público, en la que los delincuentes se ganan la confianza de los viajeros para administrarles drogas y robarles sus pertenencias, dejándolos desorientados y sin recordar el suceso.