La red, que incluía a dos militares activos, fue desmantelada y sus miembros enviados a prisión, dejando en evidencia una grave vulnerabilidad en la seguridad nacional. El caso de Luisa Fernanda Salgado Fernández, alias “capitán Stefany Salgado”, ha expuesto una de las infiltraciones más audaces y preocupantes en la historia reciente de la seguridad del Estado colombiano. Según la Fiscalía, Salgado ingresó en al menos 36 ocasiones a instalaciones militares de alta seguridad, como el Batallón de Fuerzas Especiales Urbanas (BAFUR No.

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Suplantando su cargo, participó en reuniones interinstitucionales donde se discutieron temas de máxima confidencialidad, incluyendo esquemas de protección para altos dignatarios y operativos contra estructuras criminales como el “Tren de Aragua”. Su nivel de infiltración fue tal que llegó a intervenir en por lo menos ocho operativos de allanamiento en localidades de Bogotá y, en un acto de osadía sin precedentes, convocó en marzo de este año una actividad de polígono en la Escuela de Caballería con armas de uso privativo de las Fuerzas Militares, a la que asistieron fiscales, funcionarios judiciales e incluso menores de edad.

La investigación judicial determinó que su actuar fue posible gracias a la presunta complicidad del mayor Pedro Nel Jiménez Cárdenas y el sargento segundo Cristian Padilla Villanueva, también capturados.

Un juez de control de garantías dictó medida de aseguramiento en centro carcelario contra los tres implicados, al considerarlos un peligro para la comunidad y la seguridad nacional. Los cargos imputados incluyen concierto para delinquir agravado, simulación de investidura o cargo, revelación de secreto y fraude procesal, mientras la Procuraduría y la Justicia Penal Militar adelantan indagaciones paralelas.