Una grave crisis de salud pública ha estallado en Barranquilla, donde el consumo de un licor adulterado conocido como “cococho” ha causado la muerte de al menos 12 personas y la hospitalización de nueve más en estado crítico. La tragedia ha movilizado a las autoridades sanitarias y a la Procuraduría, que exigen controles más estrictos para frenar la distribución de esta bebida mortal. Los análisis confirmaron que la sustancia ingerida era metanol, un tipo de alcohol altamente tóxico utilizado para madera, que se vendía a bajo costo en botellas plásticas en el sector de El Boliche. Las víctimas son en su mayoría personas en situación de vulnerabilidad, incluyendo habitantes de calle, cuyas condiciones preexistentes como la desnutrición han complicado su tratamiento médico.
El toxicólogo Agustín Guerrero advirtió sobre las secuelas devastadoras para los sobrevivientes, afirmando que “el 90 % de los que logran sobrevivir quedan ciegos y con serias afectaciones neurológicas”.
La cifra de fallecidos ha aumentado progresivamente, identificándose entre ellos a Nicolás Manuel Medrano, Helmot Enrique Escolar y Jorge Luis Matta Velásquez. Ante la emergencia, la Procuraduría General de la Nación solicitó a la Alcaldía de Barranquilla y a la Secretaría de Salud informes detallados sobre las acciones de control implementadas. En respuesta, la Policía Metropolitana ha realizado allanamientos en barrios como Rebolo y Las Nieves, donde se decomisaron elementos utilizados para la producción de licor adulterado. Este suceso pone de manifiesto el persistente y letal problema de la producción de alcohol ilícito y su trágico impacto en las poblaciones más desprotegidas.
En resumenLa intoxicación masiva en Barranquilla por “cococho” adulterado ha causado 12 muertes y graves secuelas en los sobrevivientes, lo que ha desencadenado operativos policiales y una solicitud de la Procuraduría para endurecer los controles sobre el mortal comercio de licor ilícito.