Un minero de 33 años fue asesinado en Medellín mediante un método sicarial que ha causado conmoción por su crueldad y engaño: los asesinos se hicieron pasar por mensajeros que entregaban una ancheta con dulces y peluches para lograr que la víctima abriera la puerta de su casa. El crimen ocurrió en la noche del viernes 19 de septiembre en el barrio Belalcázar, en la comuna de Castilla. La víctima, identificada como Javier Enrique Parra Arango, se encontraba en su vivienda con su esposa y su hijo de 12 años. Según testigos, dos hombres llegaron en una motocicleta y uno de ellos se acercó a la puerta con una canasta de regalos. Cuando Parra Arango abrió para recibir la supuesta entrega, el sicario sacó un arma de fuego y le disparó en repetidas ocasiones, causándole la muerte de manera instantánea en la entrada de su hogar.
Los atacantes huyeron inmediatamente del lugar.
Parra Arango, oriundo de Yarumal, tenía vínculos familiares en Caucasia y trabajaba en la minería en el municipio de Buriticá, una zona conocida por la explotación de oro.
Aunque algunos reportes señalan que la víctima tenía antecedentes judiciales, su familia ha asegurado que no había recibido amenazas recientes.
El homicidio, perpetrado en la víspera de la celebración del Día del Amor y la Amistad, añade un nivel de ironía y frialdad al acto. Las autoridades adelantan la investigación para determinar los móviles del asesinato y dar con el paradero de los responsables. Este caso se suma a los 11 homicidios registrados en la comuna Castilla durante 2025.
En resumenEl asesinato de un minero en Medellín, perpetrado por sicarios que utilizaron una falsa entrega de regalos como señuelo, ha conmocionado a la comunidad por la frialdad del método y pone en evidencia las tácticas cada vez más elaboradas del crimen organizado.