Lo insólito del método logró su cometido: generar un alto impacto mediático y visibilizar sus reclamos de una manera que un bloqueo convencional no habría conseguido. La imagen de una calle cubierta de cascos se viralizó rápidamente, convirtiéndose en el símbolo de una jornada de movilizaciones que afectó a toda la capital.
