Sin embargo, la realidad era otra: Telmo sobrevivió a la explosión, quedó desorientado y terminó en manos del grupo armado ilegal.
Durante 24 días, los guerrilleros lo alimentaron e intentaron entregarlo a través de canales humanitarios, pero los operativos militares en la zona frustraron sus intentos. En un giro de acontecimientos completamente atípico, el grupo optó por una solución pragmática y peculiar: enviaron al perro a la estación de policía del municipio de Anorí a bordo de una 'chiva' de transporte público, con un campesino como intermediario. La noticia de su recuperación fue confirmada por el presidente Gustavo Petro a través de su cuenta de X, donde anunció que Telmo se reuniría con su guía. Aunque visiblemente más delgado, el canino se encontraba en buen estado y fue trasladado a Bogotá para su recuperación.
Este suceso no solo representa un alivio para la institución, sino que también expone las complejas y a veces surrealistas dinámicas del conflicto, donde un animal puede convertirse en un rehén y su liberación se gestiona por medios tan informales como el transporte veredal.