Las estructuras, construidas mayormente con palma y madera, ardieron rápidamente avivadas por los fuertes vientos.

Ante la ausencia de un cuerpo de bomberos en el corregimiento, fueron los propios habitantes y turistas quienes, con baldes de agua y arena, lucharon para controlar las llamas. La situación se tornó aún más tensa con la llegada de la alcaldesa de San Onofre, Marta Cantillo Martínez. La comunidad, que ya había denunciado en el pasado la falta de un plan de emergencias a pesar de un incendio similar ocurrido en 2011, recibió a la mandataria con hostilidad. Testigos relataron que la alcaldesa fue acusada de indiferencia y de llegar tarde, solo para grabar videos en lugar de ofrecer soluciones. La indignación escaló a tal punto que los pobladores la expulsaron del lugar entre gritos, empujones y lanzamiento de piedras. Un líder comunal calificó la gestión de la administración como un ejemplo de "abandono y negligencia", reflejando una profunda ruptura de la confianza entre la ciudadanía y sus gobernantes.