Días después, su sucesor, Brayan Jair Delgado Rojas, alias ‘Giovanni’, siguió sus pasos y se sometió a las tropas del Ejército en El Tambo, Cauca.

Según información de inteligencia militar, ambas entregas fueron motivadas por una orden directa de ‘Iván Mordisco’ de asesinarlos. El máximo jefe disidente los habría responsabilizado por la pérdida de un importante cargamento de cocaína, valorado en millones de dólares. La amenaza de ser ejecutados por sus propios compañeros los obligó a buscar protección en el Estado. Alias ‘Giovanni’, de 32 años, era uno de los hombres más temidos en el Cañón del Micay, una zona estratégica para el narcotráfico. Se le atribuye el reclutamiento forzado de más de 200 menores, el asesinato de un niño de 10 años en un ataque con dron en El Plateado y la orden de ejecutar un “plan pistola” contra la Fuerza Pública. El presidente Gustavo Petro celebró las entregas como una “victoria del pueblo colombiano sobre el traquetismo armado”, y afirmó que esto “muestra la debilidad en la que se encuentra la fuerza del Estado Mayor Central (EMC) en el Cauca”. Las autoridades consideran que estas rendiciones representan un golpe significativo a la línea de mando de la ‘Carlos Patiño’, una de las estructuras más violentas del suroccidente del país.