La víctima, identificada como Esteban Rendón Rincón, era un servidor público que, en su tiempo libre, se dedicaba a pasear mascotas.

Según las versiones preliminares de las autoridades, el conflicto se desató en el barrio San Bartolo cuando uno de los caninos bajo su cuidado entró accidentalmente al antejardín del presunto agresor. La situación escaló de una discusión a un acto de violencia extrema en el que Rendón recibió varios disparos, causándole la muerte.

El presunto responsable del crimen se entregó voluntariamente a la Policía Nacional poco después del hecho.

El alcalde de Rionegro, Jorge Rivas, lamentó profundamente el suceso, describiendo a Rendón como un “funcionario ejemplar que fue arrebatado de manera injusta e inaceptable” y haciendo un llamado a la comunidad para que “la intolerancia no siga arrebatando vidas”. Por su parte, el gobernador de Antioquia, Andrés Julián Rendón, también se pronunció, calificando el asesinato como “muy doloroso” y una muestra de la “fragilidad y los niveles de violencia que estamos enfrentando”. La comunidad de Rionegro reaccionó con consternación, organizando una velatón en el barrio San Bartolo para honrar la memoria de la víctima y exigir justicia, convirtiendo este trágico evento en un símbolo del alarmante aumento de la intolerancia social en la región.