En un acto de desesperación y como una medida extrema para detener esta práctica, llenó su recipiente con cloro.

La situación escaló a una emergencia médica cuando otro adolescente, sin saber el contenido, bebió del líquido y tuvo que ser trasladado de urgencia a un centro asistencial. Lo más preocupante del caso es que, según allegados, el dueño del termo ya había advertido en días anteriores que “un día iba a poner veneno” en su bebida, una amenaza que fue interpretada como una broma por sus compañeros, pero que finalmente se materializó de una forma peligrosa. El hecho ha generado una profunda alerta en la comunidad educativa y entre los padres de familia, quienes reclaman un mayor control y atención frente a las dinámicas de acoso o ‘bullying’. Este caso subraya la necesidad de que las instituciones educativas no solo detecten las señales de riesgo, sino que también implementen estrategias efectivas de convivencia para evitar que situaciones de hostigamiento terminen en tragedias que pongan en peligro la vida de los estudiantes.