Inmediatamente se activó una masiva operación de búsqueda y rescate en la que participaron más de 50 personas, incluyendo bomberos, Cruz Roja, Defensa Civil y la Fuerza Aeroespacial, que dispuso de helicópteros para sobrevolar la Serranía de Manzanares, donde se creía que podría haber caído. A pesar de los esfuerzos, la búsqueda fue suspendida oficialmente el 15 de junio, tras 20 días sin resultados y en medio de condiciones climáticas adversas. Finalmente, el pasado sábado 2 de agosto, el cuerpo fue encontrado en aguas del río Guamal, a unos 40 kilómetros de la capital del Meta. Expertos del Instituto de Medicina Legal confirmaron su identidad mediante pruebas forenses, poniendo fin a la angustiosa espera de su familia y de la comunidad de parapentistas, que lo recordaban como un piloto tranquilo y seguro.