“Bajen las armas.
No ataquen a su pueblo.
Tomen hoy la decisión de acompañar la libertad de Venezuela cuando llegue la hora precisa”, declaró. La dirigente advirtió que “la historia, la ley y el pueblo venezolano serán sus jueces” y cuestionó la moralidad de sus acciones: “¿Pueden dormir en paz tras cometer esta crueldad?”. El discurso de Machado no solo es una condena a la represión, sino también una oferta de redención, instando a los militares a convertirse en “héroes y no criminales” al abrazar al pueblo en el momento oportuno. Este llamado representa un intento de fracturar el principal pilar de apoyo del régimen de Nicolás Maduro, aprovechando la creciente presión externa de Estados Unidos para incentivar una quiebra en la lealtad de la institución castrense.












