La canciller de Colombia, Rosa Villavicencio, opinó que Machado “debería poder ir a recoger” el galardón, aunque matizó que, en su opinión, “otras personas tal vez tenían más méritos”. Este episodio encapsula la profunda polarización del país: mientras la comunidad internacional honra a la principal figura de la oposición, el régimen intensifica la persecución judicial en su contra, convirtiendo un derecho fundamental como la libertad de movimiento en un acto de desafío político con graves consecuencias.