Una investigación del periódico The New York Times ha revelado la existencia de contactos extraoficiales entre el gobierno de Nicolás Maduro y la administración Trump, en los que se habría propuesto un plan de transición para la salida del poder del mandatario venezolano. La oferta, que incluía un plazo de dos a tres años, fue rechazada por Washington, mientras el chavismo niega rotundamente la existencia de dichas negociaciones. Según el reportaje, basado en fuentes anónimas, emisarios del gobierno venezolano plantearon una dimisión de Maduro tras un periodo de transición, durante el cual se habría ofrecido incluso acceso preferencial a compañías energéticas estadounidenses a las reservas petroleras del país.
Sin embargo, la Casa Blanca consideró la propuesta “inaceptable”, insistiendo en una salida inmediata.
Esta versión fue desmentida de forma categórica por altos funcionarios del chavismo.
Diosdado Cabello, número dos del oficialismo, calificó la información como una “mentira” diseñada para generar divisiones y desestabilizar al gobierno.
En contraste, la controversia se avivó con declaraciones de la canciller colombiana, Rosa Villavicencio, quien afirmó a Bloomberg que el gobierno de Gustavo Petro apoyaría una transición que permitiera a Maduro irse “sin necesidad de acabar en la cárcel”, aunque posteriormente se retractó de sus palabras. La revelación de estos contactos secretos, junto con las negativas oficiales y las posturas de actores regionales, dibuja un complejo panorama de diplomacia paralela en medio de la confrontación pública.
En resumenLos informes sobre una propuesta secreta de Maduro para una salida gradual del poder, aunque rechazada por EE. UU. y negada por Caracas, exponen la posibilidad de canales de comunicación ocultos. La situación revela un complejo ajedrez diplomático, donde las posturas públicas de confrontación coexisten con intentos de negociación y la mediación de actores regionales como Colombia.