En ellas, emisarios del gobierno venezolano plantearon un plan que incluía un plazo de entre uno y tres años para que Maduro abandonara el poder. Una de las propuestas contemplaba que, tras la salida de Maduro, Delcy Rodríguez asumiría la presidencia para completar el período, con el compromiso de no postularse a elecciones posteriores. Como parte de los incentivos, el mandatario venezolano también habría mostrado su intención de abrir nuevamente la industria petrolera del país a compañías estadounidenses. Sin embargo, la Casa Blanca consideró que los tiempos propuestos eran “excesivos” e “inadmisibles”, interpretando la oferta como un intento de ganar tiempo y prolongar el mandato de Maduro.

Washington ha exigido una renuncia inmediata y sin dilaciones.

Tras conocerse la información, el gobierno venezolano reaccionó negando la veracidad de la propuesta. Nicolás Maduro calificó la revelación como parte de una “guerra psicológica”, mientras que Delcy Rodríguez la tildó de “noticia falsa”. A pesar de las negativas, los informes confirman que, tras la fachada de la confrontación, existieron intentos por encontrar una salida negociada, aunque las posiciones de ambas partes se mantienen demasiado distantes para alcanzar un acuerdo.