El Reino Unido decidió suspender el intercambio de inteligencia que pudiera ser utilizada en los ataques a embarcaciones, al considerar que estas acciones carecen de base legal.
Francia también condenó las operaciones por ignorar las leyes internacionales.
En la cumbre CELAC-UE en Santa Marta, Colombia, el presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, hicieron llamados a reforzar el multilateralismo y el derecho internacional, mensajes interpretados como críticas veladas a la política de Trump. La propia cumbre evidenció profundas divisiones: Venezuela se retiró de la declaración final, que consideró sesgada, y otros países como Argentina, Costa Rica y Ecuador se desmarcaron de puntos específicos, incluyendo el apoyo a la paz en Colombia.
Por su parte, Rusia, un aliado clave de Caracas, expresó su preocupación y advirtió a EE. UU. que evite acciones que desestabilicen la región, recordando la vigencia de su Acuerdo de Asociación Estratégica con Venezuela.
No obstante, el canciller ruso, Serguéi Lavrov, negó que Venezuela haya solicitado formalmente ayuda militar a Moscú.
Estas diversas posturas reflejan una creciente incomodidad global con el unilateralismo de Washington y el riesgo de un conflicto en la región.













