Esta movilización es presentada como una medida de soberanía para enfrentar lo que Caracas califica como “amenazas imperiales” y una posible agresión externa. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, anunció la activación de “una fase superior” del “Plan Independencia 200”, que implica la movilización de casi 200.000 efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

El despliegue abarca “medios terrestres, aéreos, navales, fluviales y misilísticos” y pone en “completo apresto operacional” a todas las unidades militares.

Adicionalmente, el presidente Maduro ordenó la juramentación de cerca de 260.000 “Comités Bolivarianos de Base Integral”, estructuras civiles organizadas a nivel de calle para “defender cada centímetro del territorio”.

En discursos públicos, Maduro ha arengado a sus seguidores a una “vigilia y marcha permanente” y ha afirmado que su gobierno tiene “fuerza y poder para responder si el imperialismo ataca”.

La Asamblea Nacional también aprobó una ley para fortalecer la coordinación entre la FANB y la población civil. Esta respuesta militar busca proyectar una imagen de unidad cívico-militar y capacidad de resistencia, mientras Maduro compara la situación con conflictos en Libia y Afganistán y advierte que no permitirá que Venezuela se convierta en “la Gaza de Suramérica”.