La ofensiva militar de Estados Unidos en el Caribe ha provocado una ola de críticas y distanciamiento por parte de actores internacionales clave, incluyendo a Rusia, aliados europeos y naciones latinoamericanas. Estas reacciones evidencian un creciente aislamiento de la estrategia de Washington y fracturan el frente diplomático que antes existía en torno a Venezuela. Desde Moscú, el Kremlin expresó su preocupación y pidió a Washington evitar acciones que puedan “desestabilizar la situación en torno a Venezuela” y en la región, recordando que debe actuar con apego al derecho internacional. Esta advertencia coincide con la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Estratégica entre Rusia y Venezuela.
Por su parte, varios aliados europeos han tomado distancia de las acciones de Trump. Reino Unido suspendió el intercambio de información de inteligencia que pudiera ser usada en los ataques, al considerar que carecen de base legal.
Francia condenó las operaciones militares por ignorar las leyes internacionales, y el presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, hizo un llamado a defender el derecho internacional durante la cumbre CELAC-UE.
Precisamente en dicha cumbre, celebrada en Santa Marta (Colombia), la escalada militar fue un punto central de tensión. El presidente anfitrión, Gustavo Petro, ha sido uno de los críticos más vocales, mientras que la declaración final del encuentro incluyó un llamado al “pleno cumplimiento del derecho internacional en la lucha contra el narcotráfico”. La tensión fue tal que Venezuela y Nicaragua se negaron a firmar la declaración final.
En resumenLa estrategia militar unilateral de EE. UU. en el Caribe ha generado una fuerte reacción internacional, aislando a Washington de sus aliados y provocando la condena de potencias rivales, lo que debilita la presión diplomática coordinada sobre Venezuela.