UU. contra supuestas “narcolanchas” procedentes de Venezuela, calificándolos de “ilegales”, “inaceptables” y una “violación del derecho internacional”.

El Kremlin ha advertido a Washington que una agresión contra su aliado “agravará la crisis” y ha prometido mantener su apoyo a Nicolás Maduro. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aclaró que, si bien Moscú está dispuesto a colaborar, Venezuela no ha realizado una solicitud formal de ayuda militar para repeler a EE.

UU.

No obstante, el diputado ruso Alexéi Zhuravliov aseguró que el suministro de asistencia militar ya está en marcha.

Desde Caracas, el gobierno de Maduro ha agradecido públicamente a Rusia por la “solidaridad y la comunicación constante” ante lo que considera una amenaza a su soberanía. Este fortalecimiento de la alianza Moscú-Caracas se produce en un momento de máxima tensión, con el parlamento ruso instando a la comunidad internacional a condenar las “acciones provocadoras de EE. UU.” contra Venezuela, lo que posiciona a la región como un escenario de disputa entre potencias globales.