La postura venezolana recibió el respaldo de Cuba, cuyo vicepresidente, Salvador Valdés Mesa, llamó a no ignorar la “irracional arremetida” de Washington contra Caracas. La cumbre, que buscaba fortalecer el multilateralismo, terminó reflejando un panorama de fragmentación, donde la presión geopolítica externa y las divergencias internas impidieron un mensaje de unidad completa por parte de la región latinoamericana y caribeña.