Un tribunal bajo control ruso en la región ocupada de Donetsk, Ucrania, sentenció a dos ciudadanos colombianos a 13 años de prisión, acusándolos de actuar como “mercenarios” para las Fuerzas Armadas de Ucrania. Los condenados, identificados como Alexander Ante y José Aron Medina Aranda, fueron capturados en Venezuela en julio de 2024 mientras hacían escala en su viaje de regreso a Colombia. Según informes de prensa, fueron detenidos en Caracas mientras aún vestían uniformes militares ucranianos.
Posteriormente, fueron extraditados a Rusia, donde enfrentaron un juicio por “participar en hostilidades” del lado ucraniano.
El caso ha puesto de relieve la compleja red de combatientes extranjeros en la guerra de Ucrania y la estrecha cooperación entre los gobiernos de Venezuela y Rusia. Mientras Moscú califica a los combatientes extranjeros como mercenarios, Ucrania sostiene que muchos están formalmente integrados en sus fuerzas armadas, lo que les otorgaría el estatus de combatientes regulares bajo el derecho internacional. La extradición y condena de estos ciudadanos colombianos ha generado un incidente diplomático que involucra a tres naciones y plantea serias preguntas sobre el debido proceso y los derechos de los detenidos en zonas de conflicto.
En resumenLa condena de dos exmilitares colombianos en Rusia, tras su detención y extradición desde Venezuela, evidencia la alineación geopolítica entre Caracas y Moscú. Este caso subraya los riesgos que enfrentan los ciudadanos latinoamericanos que participan en conflictos extranjeros y crea un complejo precedente diplomático y de derechos humanos para Colombia.