Además, exigiría un “exilio tranquilo”, posiblemente en un país aliado.

Este escenario plantea una alternativa a la confrontación directa, sugiriendo que la administración estadounidense podría estar evaluando incentivos diplomáticos como una vía más efectiva que una intervención militar. Sin embargo, esta opción enfrenta la resistencia de figuras de línea dura en Washington, como el senador Marco Rubio, quienes abogan por mantener la presión militar. La estrategia dual de Estados Unidos, que combina un fuerte despliegue naval en el Caribe con la posibilidad de una negociación, evidencia la complejidad del conflicto. La mayor incertidumbre para Washington, según The Atlantic, es la falta de claridad sobre quién asumiría el poder tras una eventual salida de Maduro, ante el temor de que se instale una nueva dictadura militar, lo que explica la cautela ante cualquier acción que pueda precipitar un cambio abrupto.