Sin embargo, al ser preguntado sobre la posibilidad de una guerra o ataques terrestres, el mandatario se mostró evasivo.

“No le voy a decir qué voy a hacer con Venezuela”, afirmó, negándose a confirmar o desmentir planes específicos.

Trump justificó la hostilidad de su gobierno argumentando que Venezuela “ha tratado muy mal” a Estados Unidos, no solo con el narcotráfico, sino también al “vaciar sus prisiones” y enviar criminales a territorio estadounidense. Esta narrativa refuerza la postura de su administración, que ha declarado un “conflicto armado no internacional” con los carteles, a los que vincula con el gobierno venezolano. A pesar de su tono beligerante, Trump ha negado que la operación naval en el Caribe tenga como único objetivo derrocar a Maduro, calificándola como una estrategia contra “muchas cosas”. Esta ambigüedad mantiene en vilo a la comunidad internacional, que teme una escalada del conflicto mientras la Casa Blanca combina amenazas verbales con un despliegue militar sin precedentes en la región.