“Trump la está concluyendo, pero Maduro empezó esta guerra”, declaró, argumentando que las operaciones militares estadounidenses combaten los flujos de dinero ilícito de estructuras criminales. Describió a Maduro no como un jefe de Estado legítimo, sino como “el jefe de esta estructura narcoterrorista que realiza una guerra contra el pueblo venezolano”. Según Machado, Maduro ha rechazado todas las oportunidades para una transición negociada y su tiempo en el poder está llegando a su fin, independientemente de sus acciones. De cara a una Venezuela post-Maduro, prometió abrir el país a la inversión extranjera y garantizar “fronteras seguras sin grupos guerrilleros colombianos”, a quienes acusa a Maduro de apoyar. Su visión para una transición incluye la posibilidad de una amnistía para Maduro y su cúpula militar a cambio de un “exilio cómodo” y la retirada de las recompensas internacionales por su captura. La postura de Machado alinea a un segmento significativo de la oposición venezolana con la campaña de máxima presión de Washington, viéndola como el camino necesario para la liberación no solo de Venezuela, sino también de Cuba y Nicaragua.