Medios como el Miami Herald y The Wall Street Journal, citando fuentes cercanas a la administración Trump, informaron que Estados Unidos se preparaba para bombardear instalaciones militares en Venezuela, como puertos y aeropuertos, que presuntamente son utilizados para el narcotráfico. Según el Miami Herald, los ataques podrían ocurrir “en cuestión de días o, incluso, horas”. Sin embargo, el presidente Donald Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio, negaron posteriormente estos informes.

Trump respondió con un tajante “no” a la pregunta de si había decidido atacar, aunque previamente había sugerido la posibilidad de operaciones terrestres.

Expertos como el exembajador de EE.

UU. en Venezuela, James Story, han advertido que Washington podría ejecutar acciones militares, aunque descartó que estas se realizaran desde territorio colombiano. El debate jurídico también se ha intensificado, con analistas advirtiendo que una incursión violaría el derecho internacional y podría desatar una grave crisis bélica en América Latina.

La estrategia estadounidense parece oscilar entre la presión psicológica y la preparación para una acción real, manteniendo un alto grado de incertidumbre sobre sus próximos pasos.