El Kremlin ha confirmado mantener contactos directos con el gobierno de Nicolás Maduro, reafirmando su respaldo a Caracas ante la creciente presión militar de Estados Unidos en el Caribe. Esta posición de Rusia introduce un elemento de contrapeso geopolítico en la crisis, evocando escenarios de la Guerra Fría en la región. En respuesta a preguntas sobre una posible solicitud de ayuda militar por parte de Venezuela, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, declaró: "Estamos en contacto con nuestros amigos venezolanos". Aunque evitó confirmar detalles específicos, subrayó que Rusia y Venezuela están unidas por "obligaciones contractuales", en referencia al acuerdo de asociación estratégica firmado en mayo de 2025.
Por su parte, la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, María Zajárova, fue más explícita al asegurar que Moscú está preparado para "seguir respondiendo adecuadamente a sus peticiones, considerando las amenazas existentes y potenciales".
Este respaldo se produce mientras informes de prensa, como los de The Washington Post, indican que Maduro habría solicitado apoyo no solo a Rusia, sino también a China e Irán, para construir un frente común ante lo que considera una agresión inminente. La intervención de Rusia es significativa, ya que busca consolidar su influencia en América Latina como respuesta a su aislamiento en Europa tras la invasión de Ucrania.
El exembajador de EE.
UU. en Venezuela, James Story, restó importancia a la amenaza, afirmando que es "muy poco probable" que Rusia envíe tropas y que Maduro "habla mucha paja".
Sin embargo, la confirmación oficial de los contactos y la invocación de acuerdos estratégicos por parte de Moscú envían una clara señal disuasoria a Washington.
En resumenAnte la escalada militar de Estados Unidos en el Caribe, Rusia ha reafirmado su alianza estratégica con Venezuela, confirmando la existencia de comunicaciones y obligaciones contractuales. Esta postura posiciona a Moscú como un actor clave en la crisis, estableciendo un contrapeso geopolítico a las acciones de Washington y aumentando la complejidad del escenario regional.