El parlamento venezolano, controlado por el oficialismo, llegó a declarar a la primera ministra de Trinidad y Tobago como persona non grata. Esta ruptura evidencia la estrategia de Caracas de aislar diplomática y económicamente a los vecinos que percibe como colaboradores de la política de presión de Estados Unidos, utilizando sus recursos energéticos como una herramienta de presión geopolítica en medio de la escalada de tensiones en el Caribe.