La líder opositora venezolana, María Corina Machado, fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025 en reconocimiento a su lucha por la promoción de los valores democráticos y su resistencia frente al gobierno de Nicolás Maduro. El premio ha sido interpretado como un contundente espaldarazo internacional a la oposición venezolana y ha intensificado el debate sobre el futuro político del país. Tras recibir la noticia, Machado declaró que “habrá paz y libertad en Venezuela, el régimen no tiene otra opción que irse”, afirmando que el galardón representa a todos los pueblos latinoamericanos que resisten a “estructuras criminales feroces”.
El reconocimiento ha generado reacciones polarizadas.
Mientras líderes internacionales como el primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, felicitaron a Machado, altos funcionarios del gobierno venezolano condenaron la decisión. El fiscal general, Tarek William Saab, calificó el premio como “asqueroso”, y diversos análisis y columnas de opinión lo describen como un “arma política” en lugar de un símbolo humanitario.
La propia Machado ha sido puesta bajo un mayor escrutinio, especialmente por una carta de 2018 dirigida a Netanyahu y al entonces presidente argentino Mauricio Macri, que es utilizada por sus detractores para cuestionar sus alianzas. El premio no solo eleva el perfil de Machado a nivel global, sino que también la consolida como la figura central de la oposición, aunque esto también conlleva el riesgo de personalizar una lucha que, según algunos sectores, debería ser colectiva.
En resumenEl Premio Nobel de la Paz otorgado a María Corina Machado le confiere una legitimidad internacional sin precedentes a la oposición venezolana, pero al mismo tiempo agudiza la polarización interna y la convierte en el foco de ataques por parte del oficialismo y de un intenso escrutinio sobre su liderazgo.