La orden fue transmitida directamente por el presidente Trump a su enviado especial, Richard Grenell, quien había estado liderando las conversaciones secretas con altos funcionarios venezolanos. Según fuentes oficiales citadas por el diario, la decisión refleja la “frustración” de Trump ante la negativa de Maduro a abandonar el poder voluntariamente. La ruptura de los canales diplomáticos fue impulsada por figuras de línea dura dentro de la administración, como el secretario de Estado y asesor de seguridad nacional, Marco Rubio, quienes consideraban que los contactos con Caracas generaban “confusión” en la estrategia de “máxima presión”. Esta medida se produce en un contexto de creciente tensión militar en el Caribe y coincide con el aumento de la recompensa por la captura de Maduro a 50 millones de dólares. A pesar de que el gobierno venezolano había enviado recientemente una carta a Trump proponiendo continuar el diálogo, la Casa Blanca rechazó la oferta, dejando claro que “no habrá más negociaciones”. La suspensión de la vía diplomática sugiere que Estados Unidos priorizará las sanciones económicas y la presión militar como principales herramientas para lograr un cambio de régimen en Venezuela.