El gobierno de Venezuela ha reconocido oficialmente la presencia de grupos armados colombianos, específicamente el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidencias de las FARC, en su territorio. El ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, anunció el despliegue de operativos militares para neutralizar a estas organizaciones, a las que calificó de terroristas y narcotraficantes. Este anuncio representa un cambio significativo en la postura histórica de Caracas, que solía negar o ser ambigua sobre la operación de estos grupos en su país. Padrino informó que se han movilizado 36.000 efectivos de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) en el marco de la denominada “Operación Neblina”.
Las acciones militares se concentran en zonas estratégicas del sur del país, como Pijiguaos, el estado Amazonas y la región del Catatumbo, fronteriza con Colombia.
Según el ministro, ya se han desmantelado campamentos y destruido cultivos ilícitos en estas áreas, donde los grupos se dedican a la explotación ilegal de minerales y otras actividades criminales. El gobierno venezolano advirtió a las bandas que “no se equivoquen con nosotros”, subrayando su intención de recuperar el control territorial y garantizar la soberanía nacional. Esta admisión pública y la respuesta militar ocurren en un momento de alta tensión regional y podrían tener implicaciones en las relaciones con Colombia, que por años ha denunciado la protección de estos grupos en Venezuela.
En resumenEl reconocimiento por parte de Venezuela de la presencia de grupos armados colombianos en su territorio y el lanzamiento de operaciones militares en su contra marcan un punto de inflexión en su política de seguridad. Esta medida aborda una problemática de larga data que ha afectado la seguridad fronteriza y las relaciones bilaterales con Colombia.