Estados Unidos ha intensificado su presión sobre el gobierno venezolano al acusar directamente al presidente Nicolás Maduro de liderar el “Cartel de los Soles”, una presunta organización de narcotráfico integrada por altos funcionarios y militares de Venezuela. Para respaldar esta acusación, Washington ha ofrecido una recompensa de hasta 50 millones de dólares por información que conduzca a su captura, una cifra que supera la ofrecida en su momento por Osama bin Laden. Esta acusación es una pieza central en la estrategia de la administración Trump para deslegitimar a Maduro y justificar sus operaciones militares en el Caribe.
Al designar al Cartel de los Soles como una organización terrorista, Estados Unidos se otorga un marco legal para llevar a cabo acciones militares directas, como los ataques a presuntas “narcolanchas”.
La fiscal general estadounidense, Pam Bondi, reafirmó esta postura al declarar que “Maduro es un narcoterrorista actualmente acusado en nuestro país”.
En Florida, los senadores Rick Scott y Ashley Moody presentaron la “Stop Maduro Act”, una propuesta de ley para duplicar la recompensa a cien millones de dólares, financiada con activos venezolanos confiscados. Caracas ha negado rotundamente estas acusaciones, calificándolas como parte de una campaña de agresión para justificar una intervención y robar los recursos naturales del país.
Maduro ha enviado cartas a la Casa Blanca negando cualquier vínculo con el narcotráfico, pero estas han sido rechazadas.
En resumenLa acusación de narcoterrorismo contra Nicolás Maduro y la millonaria recompensa por su captura son herramientas clave en la política de 'máxima presión' de Estados Unidos. Esta estrategia no solo busca aislar diplomáticamente al líder venezolano, sino también construir una justificación para una posible intervención militar bajo la bandera de la lucha contra las drogas.