Figuras como Henrique Capriles han cuestionado la medida, señalando que el gobierno celebra mientras “el salario se hace sal y agua” y el país enfrenta graves problemas en educación y servicios públicos.
La polémica se intensificó con la realización de un espectáculo de fuegos artificiales en El Helicoide, sede del Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y conocido centro de detención y tortura de presos políticos. La Plataforma Unitaria Democrática (PUD) calificó este acto como “perverso e inhumano”, recordando que el lugar es un “símbolo de tratos crueles y de la violación sistemática de los derechos humanos”. Este gesto fue interpretado como una muestra de insensibilidad por parte del régimen, que celebra en un lugar asociado al sufrimiento de cientos de detenidos.