Sin embargo, altos funcionarios cubanos han trazado una línea clara para evitar una implicación directa en un eventual conflicto. El vicecanciller Carlos Fernández de Cossío manifestó en una entrevista que el gobierno de la isla no tiene intención de involucrarse en un conflicto bélico con Estados Unidos en defensa de Venezuela.

Esta postura refleja una estrategia calculada: La Habana ofrece un respaldo diplomático y político incondicional a su principal aliado regional, pero al mismo tiempo busca proteger su propia estabilidad y evitar una confrontación directa con Washington, cuyas consecuencias podrían ser devastadoras para la isla.