El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba calificó la decisión como una “decisión impuesta por el Gobierno de Estados Unidos” y advirtió que la Cumbre, en esas condiciones, “está condenada al fracaso”. Este episodio revive el debate sobre la naturaleza y el propósito del foro, cuestionando si puede considerarse verdaderamente hemisférico cuando se excluye a naciones por razones ideológicas.

La exclusión refleja la profunda división en América Latina, donde un bloque de países se alinea con la postura de Washington en defensa de la democracia liberal, mientras otro defiende la soberanía y la inclusión de todos los estados de la región, independientemente de su sistema político.