La creciente presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe ha generado un profundo temor entre las comunidades de pescadores en la costa de Venezuela. Tras los ataques de la Armada estadounidense a varias embarcaciones de supuestos narcotraficantes, los trabajadores del mar denuncian los riesgos que enfrentan para su seguridad y rechazan las acusaciones que los vinculan con actividades ilícitas. Los pescadores, que a menudo realizan sus faenas durante la noche, expresan su inquietud ante la posibilidad de ser confundidos con traficantes y convertirse en blanco de las operaciones militares. "Salimos de noche y no sabemos los peligros", es uno de los testimonios que refleja la zozobra que se vive en las zonas costeras.
La situación ha sido llevada al plano diplomático por el gobierno venezolano.
El canciller Yván Gil, durante una reunión con aliados latinoamericanos, solicitó apoyo regional para frenar las posibles operaciones estadounidenses, calificando el despliegue de buques de guerra como una amenaza directa. El presidente Donald Trump, por su parte, ha declarado que tras los ataques a las narcolanchas, el tráfico marítimo de drogas desde Venezuela ha sido neutralizado, una afirmación que contrasta con la persistente actividad pesquera de las comunidades locales. Los pescadores se sienten atrapados en medio de un conflicto geopolítico que pone en riesgo no solo su sustento, sino también sus vidas, mientras navegan en aguas que se han convertido en una zona de alta tensión militar.
En resumenLas operaciones militares de Estados Unidos en el Caribe han infundido miedo en las comunidades pesqueras de Venezuela, quienes temen ser confundidos con narcotraficantes y atacados. Este temor refleja el impacto humano directo de la escalada de tensiones entre Washington y Caracas, afectando la vida cotidiana y el sustento de miles de personas.