Las relaciones entre Colombia y Venezuela atraviesan una fase de redefinición, impulsada por la creación de nuevas zonas económicas binacionales y la lenta recuperación del comercio. Sin embargo, esta aparente normalización coexiste con profundos desafíos estructurales, como la crisis migratoria y la situación de los presos colombianos en Venezuela. En un esfuerzo por fortalecer la cooperación, los gobiernos de ambos países firmaron un memorando de entendimiento para crear una segunda zona económica binacional, que involucra a los departamentos colombianos de Vichada y Guainía y al estado venezolano de Amazonas. Esta iniciativa se suma a la ya establecida en la región de Norte de Santander, Táchira y Zulia, con el objetivo de dinamizar el desarrollo en áreas como educación, turismo, comercio y salud. A tres años de la reapertura de la frontera, el comercio bilateral alcanzó los 1.100 millones de dólares, una cifra que, según gremios como Fitac, está por debajo de las expectativas debido a las trabas administrativas y los más de 12 regímenes aduaneros impuestos por Venezuela.
En contraste con estos avances económicos, la situación humanitaria sigue siendo un punto crítico.
Un informe revela que al menos 38 ciudadanos colombianos permanecen detenidos en Venezuela sin un proceso judicial claro, entre ellos el trabajador humanitario Manuel Alejandro Tique.
Organizaciones y familiares denuncian que el gobierno colombiano ha priorizado la relación comercial sobre la defensa de los derechos de sus connacionales. Esta compleja dinámica se enmarca en la profunda crisis social y económica de Venezuela, que ha provocado el éxodo de millones de personas, con un impacto directo y visible en Colombia.
En resumenColombia y Venezuela avanzan en la creación de zonas de integración económica para reactivar la frontera, aunque los resultados comerciales son modestos y persisten obstáculos. Este acercamiento contrasta con la falta de avances en temas humanitarios cruciales, como la liberación de colombianos detenidos arbitrariamente, reflejando la complejidad de la relación bilateral.