El tratado, presentado como un instrumento de “largo plazo”, abarca áreas cruciales como energía, defensa, tecnología y economía.
Aunque los detalles específicos del texto no se han hecho públicos, su aprobación representa un claro mensaje de Caracas hacia Washington, enmarcado en lo que el gobierno de Nicolás Maduro considera su “estrategia de resistencia”. La cooperación militar es uno de los pilares de esta relación, y este acuerdo busca formalizar y expandir los vínculos existentes. La aprobación del tratado coincide con una escalada de la retórica y las acciones militares en el Caribe. Mientras Estados Unidos ha incrementado su presencia naval en la zona, Venezuela ha respondido con ejercicios militares y la preparación de sus fuerzas armadas y civiles. En este contexto, la alianza con Rusia proporciona a Venezuela un respaldo diplomático y potencialmente militar de una potencia global, actuando como un contrapeso a la presión estadounidense. El diputado chavista Roy Daza, quien defendió el proyecto en la plenaria, destacó que el acuerdo incluye la creación de una comisión intergubernamental de alto nivel para supervisar su cumplimiento, lo que sugiere un compromiso profundo y estructurado entre ambas naciones para los próximos años.