La actividad sísmica, descrita por las autoridades venezolanas como un “enjambre sísmico”, incluyó más de diez sismos principales y al menos 21 réplicas.
Los eventos más fuertes alcanzaron magnitudes de 6.2 y 6.3, según reportes del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) y el Servicio Geológico Colombiano (SGC). El epicentro se localizó cerca de Mene Grande, en el estado Zulia, una zona petrolera clave. La vicepresidenta Delcy Rodríguez informó que los sismos se debieron a la activación de una falla tectónica en el occidente del país. A pesar de la intensidad de los temblores, que provocaron escenas de pánico con residentes evacuando edificios en ciudades como Maracaibo y Caracas, las autoridades confirmaron que no se reportaron víctimas mortales ni heridos graves.
Sin embargo, sí se registraron daños estructurales en edificaciones. El gobernador del Zulia, Luis Caldera, mencionó afectaciones en el Hospital Luis Razetti, en iglesias como la de Santa Bárbara en Maracaibo, y en puentes. Los sismos se sintieron en numerosos estados venezolanos, incluyendo Trujillo, Lara, Mérida, Barinas y el Distrito Capital.
La intensidad fue tal que el temblor traspasó la frontera y fue reportado por ciudadanos en los departamentos colombianos de Norte de Santander, La Guajira, Cesar, Santander, Magdalena e incluso en Bogotá. Este evento también puso de manifiesto que en Venezuela los ciudadanos no reciben alertas tempranas de sismos en sus teléfonos móviles.