La retórica ha sido igualmente beligerante, con Trump advirtiendo que a los narcotraficantes venezolanos “lo haremos saltar por los aires”.
Estas acciones se han materializado en ataques a lanchas rápidas que han dejado al menos 14 muertos.
En respuesta, el gobierno de Nicolás Maduro ha activado una serie de medidas defensivas. Maduro anunció que evalúa decretar un “estado de conmoción exterior”, una medida constitucional que le permitiría suspender garantías por 90 días para “movilizar a toda la nación”. A la par, su ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, calificó la situación como una “guerra no declarada” y anunció preparativos para los “primeros enfrentamientos militares” con Estados Unidos. El régimen ha ordenado ejercicios militares, como la operación “Caribe Soberano 200” en la isla de La Orchila, y ha iniciado un programa masivo de entrenamiento para civiles en el manejo de armas. Diosdado Cabello, figura clave del chavismo, afirmó que Maduro ordenó prepararse para la “transición de la lucha no armada a la lucha armada”. A nivel diplomático, Maduro envió una carta a Trump negando las acusaciones de narcotráfico y proponiendo un diálogo, mientras que su canciller, Yván Gil, instó a América Latina a frenar la presencia militar estadounidense.