La canciller de Colombia, Rosa Villavicencio, calificó la presencia militar como "desmesurada" y "desproporcionada", afirmando que "nada tiene que ver con la lucha contra el narcotráfico". Sostuvo que, aunque su gobierno no reconoce a Nicolás Maduro, defenderá la soberanía venezolana ante una posible intervención.

Desde Cuba, la Cancillería emitió un comunicado advirtiendo que "urge impedir una agresión militar contra Venezuela", acusando a Washington de buscar el control del petróleo venezolano y llamando a la comunidad internacional a actuar.

Por su parte, Rolando González Patricio, presidente del Parlamento Latinoamericano y Caribeño (Parlatino), rechazó las acciones de EE.

UU. asegurando que contradicen los tratados del organismo al conducir "a la amenaza y al uso de la fuerza". González afirmó que la situación "no solo es un peligro para Venezuela, sino para toda América Latina" y propuso como alternativa el diálogo y la cooperación. Este rechazo regional se suma a la postura de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que bajo la presidencia pro tempore de Colombia, reafirmó el carácter de la región como "una zona de paz". Estas declaraciones muestran un frente diplomático que, con matices, se opone a la solución militar propuesta por Washington.