Analistas como Atilio A. Boron señalan que esta confrontación se inscribe en una “guerra de quinta generación”, donde las agresiones no son solo militares, sino también económicas, mediáticas y psicológicas, con el objetivo de desestructurar al país. La tensión se alimenta de una profunda desconfianza mutua y de narrativas irreconciliables que han llevado la relación bilateral a su punto más bajo, con implicaciones geopolíticas para toda América Latina.