El canciller venezolano, Yván Gil, calificó el hecho como un "asalto ilegal y hostil" y una "provocación directa a través del uso ilegal de exagerados medios militares". Caracas afirmó que la Fuerza Armada Nacional Bolivariana monitoreó el suceso "minuto a minuto" hasta la liberación de los pescadores y exigió a Estados Unidos el cese inmediato de estas acciones que, según el gobierno, buscan fabricar un pretexto para una "escalada bélica".
