La creciente presencia militar de Estados Unidos en el mar Caribe ha provocado una escalada de tensiones con Venezuela, que denuncia un plan de "cambio de régimen". La situación ha generado una contundente respuesta militar y diplomática por parte del gobierno de Nicolás Maduro, elevando la preocupación regional ante un posible conflicto. El gobierno estadounidense, bajo la administración de Donald Trump, ha movilizado una considerable fuerza naval al sur del Caribe, incluyendo al menos ocho buques de guerra, un submarino de ataque rápido nuclear y más de 4.500 efectivos. Adicionalmente, ha desplegado aviones de combate avanzados, como los F-35B Lightning II, en Puerto Rico.
La justificación oficial de Washington es el fortalecimiento de la lucha contra el narcotráfico, acusando directamente a Nicolás Maduro de liderar una red criminal.
Sin embargo, Caracas rechaza esta narrativa y la califica como un "asedio" y una "amenaza" directa.
Maduro ha declarado que "es una operación militar para amedrentar y buscar un cambio de régimen, desestabilizar a Venezuela y apoderarse del petróleo". Esta movilización ha sido descrita por la canciller de Colombia, Rosa Villavicencio, como una "presencia desproporcionada militar en la región". La situación ha puesto en alerta a la comunidad internacional y a los países vecinos, que temen las consecuencias de un enfrentamiento armado en una zona declarada como territorio de paz.
En resumenEl despliegue militar estadounidense en el Caribe, justificado como una operación antinarcóticos, es interpretado por Venezuela como una agresión directa y un preludio para una intervención, lo que ha elevado la tensión a niveles críticos y generado una fuerte respuesta defensiva y diplomática por parte de Caracas.