La justificación oficial de Washington es el fortalecimiento de la lucha contra el narcotráfico, acusando directamente a Nicolás Maduro de liderar una red criminal.

Sin embargo, Caracas rechaza esta narrativa y la califica como un "asedio" y una "amenaza" directa.

Maduro ha declarado que "es una operación militar para amedrentar y buscar un cambio de régimen, desestabilizar a Venezuela y apoderarse del petróleo". Esta movilización ha sido descrita por la canciller de Colombia, Rosa Villavicencio, como una "presencia desproporcionada militar en la región". La situación ha puesto en alerta a la comunidad internacional y a los países vecinos, que temen las consecuencias de un enfrentamiento armado en una zona declarada como territorio de paz.