Díaz-Balart fue tajante al afirmar que a Maduro le quedan “tres caminos”.
El primero, dijo, es “que se largue ya”. El segundo es “acabar como Noriega y pasar en una cárcel norteamericana el resto de su vida”. Finalmente, el tercer y más crudo escenario es “acabar como Soleimani, que básicamente es acabar en polvo en una bolsa plástica”, en referencia al general iraní asesinado en un ataque con drones de EE. UU. en 2020. Estas declaraciones se producen en un contexto de máxima tensión, con el despliegue naval estadounidense en el Caribe y los ataques a embarcaciones vinculadas a Venezuela. Según Díaz-Balart, estas acciones militares buscan enviar “un mensaje firme a los regímenes autoritarios y a sus aliados”, y aseguró que “el que debe estar muy preocupado y con mucha razón es Maduro en Venezuela”. La postura del congresista no se limita a Venezuela, ya que también mencionó a Cuba y Nicaragua como regímenes en la mira de Washington. Esta visión integral de la política estadounidense hacia lo que considera regímenes autoritarios en América Latina subraya una estrategia de presión coordinada. Las palabras de Díaz-Balart, aunque provenientes de un legislador y no directamente del ejecutivo, son representativas del pensamiento de un influyente sector en Washington y contribuyen a un clima de confrontación que descarta una salida negociada a la crisis venezolana, apostando en cambio por un desenlace forzado.