Padrino López acusó a ambos gobiernos de alinearse con Washington y de reproducir la narrativa del “imperialismo norteamericano”. Según el ministro, durante el mes de agosto, Estados Unidos triplicó los vuelos de aviones espía, como los RC-135 y E-3 Sentry AWACS, cerca de la frontera marítima venezolana, realizando operaciones nocturnas que penetran el espacio de vigilancia del país. Para Caracas, la postura de sus vecinos es vista como una colaboración en lo que consideran una “provocación directa”. Guyana ha respaldado públicamente las operaciones conjuntas con Washington en la lucha antinarcóticos, lo que Venezuela interpreta como una amenaza a su seguridad nacional.

Las declaraciones de Padrino López fueron precedidas por las de la vicepresidenta Delcy Rodríguez, quien calificó a ambas naciones de “vasallos de Estados Unidos”. La primera ministra de Trinidad y Tobago, Kamla Persad-Bissessar, respondió rechazando las acusaciones, calificándolas de “alarmismo” y asegurando que “no existen planes con Estados Unidos para invadir Venezuela”. La advertencia de Venezuela a sus vecinos refleja la estrategia del gobierno de Maduro de regionalizar el conflicto, buscando disuadir a los países del Caribe de cualquier tipo de cooperación militar con EE.

UU. y presentando la situación como una amenaza que podría desestabilizar a toda la región.