Pekín condenó las maniobras militares estadounidenses y reafirmó su oposición a la injerencia externa en los asuntos internos venezolanos.

Tras la denuncia de Caracas sobre el abordaje de un pesquero por un destructor estadounidense, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Lin Jian, declaró que este tipo de acciones “vulnera gravemente la soberanía, la seguridad y los derechos e intereses legítimos de otros países, y viola el derecho internacional”. El vocero instó a Washington a “no utilizar la lucha contra el narcotráfico como excusa para socavar la seguridad económica de todos los países”. La declaración de China es contundente al afirmar su apoyo a la cooperación internacional contra el crimen transfronterizo, pero oponiéndose “al uso unilateral y excesivo de la fuerza” y a la “injerencia externa en los asuntos internos de Venezuela bajo cualquier pretexto”. Este respaldo no es un hecho aislado, sino que se enmarca en la creciente influencia de China en la región y su rol como pilar del bloque BRICS, que promueve un orden mundial multipolar como alternativa a la hegemonía occidental. Pekín utiliza esta memoria histórica de resistencia a la interferencia extranjera para reforzar su postura, consolidando su alianza estratégica con Caracas y defendiendo el principio de no intervención en foros internacionales.